Muy buenas familia. ¿Cómo estáis?
Espero que este post te encuentre en un buen momento. Y si no es así, te sirva como me pasó a mi, para encontrar la motivación que necesitas para hacer algún cambio, que te permita reajustarte y encontrar de nuevo el equilibrio.
Hace unas semanas que empecé a sentirme desbordada, esa sensación de que todo va demasiado rápido, que no tienes tiempo para nada, que tu mente nunca para y empiezas a dejar de disfrutar cada pequeña tarea. Esto se sumaba con muchos cambios que están sucediendo en mi vida, o que siento que tienen que suceder y no llegan.
Y la verdad, es que aunque mi cabeza no paraba de darle vueltas, no conseguía conectar con mi intuición ni saber realmente qué os lo que quiero hacer ahora o hacia dónde quiero ir… Me sentía como un hámster en una jaula o ratonera, dando vueltas en círculo, agotándome sin llegar a nada.
Cuando meditaba, en vez de desconectar, parecía ser el momento ideal para que mi mente tratase de encontrar solución a todo… ¿Te has sentido así últimamente? ¡Es agotador!
Y el cuerpo empezó a hablar…porque como sabemos, todo lo que acontece en la mente tiene un reflejo en el cuerpo y viceversa…. Primero fue una pequeña rotura de fibras, después un lumbago….las cervicales… Cada uno refleja todo ese torrente interno de una manera. En mi caso, siempre me lo llevo a lo muscular…otros se lo llevan al estómago y empiezan a tener problemas digestivos, hinchazón, otros al sueño…
Estaba siendo consciente de la situación pero no podía cambiarla. Intentaba sin mucho éxito regularme emocionalmente con todas las herramientas de las que dispongo, la meditación, el yoga, correr… conseguían instantáneamente cambiar mi estado de ánimo, pero rápidamente volvía a caer en lo mismo…
La espiral me llevaba a continuar con los mismos mecanismos, manteniéndome ocupada continuamente para llegara todo, acompañada de una extraña sensación de urgencia y miedo. No me permitía parar.
Hasta que leí algo que me hizo parar en seco.
En Japonés, la palabra ocupado se representa con dos símbolos: Perdido y Corazón.
Y así me sentía yo, perdida de corazón. Como en una lucha, contra no sé muy bien qué y hacia un lugar que no sabía siquiera cual era.
Ese mismo día tenía sesión con mi terapeuta y después de contarle y entender todas las cosas que tenía en la cabeza y porque estaba agobiada, me devolvió una pregunta me volvió a descolocar
«¿Cuál es la urgencia?»
Ummm…
¿Cuál es la urgencia? Me repetí yo… Sin tener ni idea de la respuesta.
En mi mente todas esas cosas se sentían como urgentes, pero, ¿qué pasaba si no lo eran? Si aplazaba algunas, renunciaba a otras…Nada. No pasaba nada
Quizá así incluso podía solucionar las realmente más importantes.
Mi retiro en La Palma
Y así lo hice, paré para tomarme el tiempo que necesito para retomar la calidad de mi práctica de meditación y apuntarme a un retiro con uno de los maestros que siempre había querido hacer: el maestro Dhiravamsa, uno de los más reconocidos maestros del Budismo y de los retiros tipos Vipassana.
Gracias a la vida, tengo una compañera de aventuras con la que siempre puedo contar para estas cosas y por suerte o milagro, el maestro tenía plazas para su próximo Retiro en La Palma de Gran Canaria que se celebraba unos días después.
En ese momento parecía una locura, gastarse ese dinero, coger dos aviones, PCR, que todo saliese bien y llegar allí a sentarnos durante cuatro días…Y quizá lo era, pero nos lanzamos a ello con la esperanza de que todo fuese a salir bien y así lo fue.
El Retiro fue maravilloso, a la vez que como siempre, un trabajo bastante duro. Como os he contado otras veces, este tipo de Retiro, no es tan fácil. Te enfrentas a parar, a eliminar todas las distracciones y enfrentarte a ti mismo y todo lo que tienes dentro. Si es agitación, saldrá agitación. Si es miedo, saldrá ese miedo.
Se trata de sentarte a observarte a ti mismo durante mucho tanto tiempo, que consigas derribar todos los muros mentales que vamos construyendo…
Esta vez, era mucho más suave que el Vipassana que hicimos hace dos años, cuya experiencia fue brutal en ese momento (os invito a leerla aquí). El silencio y la meditación eran los mismos, pero en esta ocasión combinábamos largas horas de sentadas de meditación con Chi Kung y meditación caminando. Lo cual para nosotras era menos duro que la total quietud. Pero aun así, el trabajo fue bastante intenso.
Además era un ambiente mucho más íntimo, era un retiro de menos personas y como llegamos las primeras, nos colocamos en primera fila en la sala de meditación. Teníamos al maestro literalmente a metro y medio de nosotras.
Los Retiros suelen empezar con una primera meditación para aterrizar y una primera charla del maestro en el cual te indica las instrucciones para practicar todo el día siguiente. Esa primera meditación, es un buen indicativo de cómo estas.
De golpe y con toda la agitación de llegar, te enfrentas a tu primera hora en silencio, en una sala llena de gente y sin “poder moverte”. Generalmente, y esta vez no fue menos, esta meditación suele ser un festival de gente revolviéndose en sus asientos. Nosotras las primeras.
Cuándo habló Dhiravansa, dijo…
«Existen 4 tipos de personas (o estados de las personas)
- Los que tienen El Conocimiento (o sabiduría del Dharma) y tienen calma y estabilidad mental para ponerlo en práctica.
- Los que tienen calma mental, pero no tienen el conocimiento,
- Los que tienen el conocimiento pero no tienen calma mental para aplicarlo.
- Los que no tienen ninguna de los dos.»
Creo que sintió que muchos de los que estábamos allí teníamos conocimientos, pero necesitábamos reforzar la calma y la serenidad de la mente así que nos habló sobre la importancia del Mindfulness en la vida y la meditación.
Porque realmente, aunque ahora esté de moda, Mindfulness, o atención plena, era uno de los requisitos de Buda en el Camino para obtener la liberación del sufrimiento hace más de 2500 años, donde ya, debían experimentar con las mismas dificultades.
Nos explicó que la mente es como un mono, y trata de saltar de liana en liana. Así nos domina, y nos vemos sometidos a su antojo. Creo que todos sabéis lo molesto que es cuando tu mente no te deja estar atento. No hace lo que tú quieres sino lo que el mono quiere. Nuestra misión, es ser conscientes de esto, y tratar de amaestrar a ese mono, para salte solo donde queremos y cuando queremos.
Explicó otra metáfora que me gustó mucho. Comparando el Mindfulness o la atención plena con la portera de un edificio, que controla quién entra, quién sale, cuántas veces, por qué… Tú eres la casa, y los estímulos que nos llegan por los sentidos o por la mente (el sexto sentido según el Budismo) son como los habitantes, pero no son la casa. Tú decides cuándo entrar y cómo entran…
Su única instrucción para meditar todo el día siguiente, fue tratar de establecer esa atención con mindfulness observando la respiración. Nada más que hacer.
Cada día teníamos 4 sentadas largas de más de una hora (por la mañana temprano, a media mañana, por la tarde y por la noche)…Cada una, fueron absolutamente distintas, las primeras eran auténticas batallas, contra el dolor, muchos pensamientos, el sueño…pero poco a poco, y tal como creo que todos íbamos experimentando por el silencio de la sala, la mente se iba calmando.
El tercer día, después de la meditación de la mañana, nos dijo que íbamos a cambiar el foco de atención. Y yo supuse como en Vipassana que iríamos al cuerpo (cosa que me encanta, ya que supongo que por el deporte, la conexión con el cuerpo me cuesta mucho menos que otros objetos de atención)
Pues no…lo que nos quedaba de Retiro, nos toca observar esa pausa, que existe entre la exhalación y la inhalación. Ese momento de quietud, que es la llave de la calma y la serenidad…«¡¡Oh oh (pensé) no sé si voy a poder!!» Pero lo intenté y la verdad es que salvo por el sueño en alguna meditación, el final del Retiro fue maravilloso.
La comida era vegana y maravillosa, dormíamos poco, pero me sentía fenomenal, y los ratos libres sin hablar y sin teléfono eran maravillosos.
El Retiro terminó con la única meditación guiada que hizo el maestro del amor, una versión de Metta que fue absolutamente preciosa.
Y de ahí, vuelta a la vida, al ruido, a la acción, a las decisiones, a los miles de mensajes, a lo que es la vida. Y la verdad, es un poco shock. Pero como ya sabía, esa es la realidad. La realidad de la vida que hemos escogido y solo tenemos dos opciones. Aprender a vivir en ella, o cambiar de vida.
En mi caso, adoro mi vida, y tengo lo más importante, salud, amor y no me falta de nada…pero la vida me demuestra una vez más que sin esa calma interior, sin esa quietud de la mente y del corazón ninguna vida está libre de sufrimiento.
La vida que vivimos no puede depender tanto de los acontecimientos externos, de la película que nos contamos cada día, considerándonos la victima protagonista de un drama de televisión. Podemos cultivar la herramienta de no reaccionar ante los acontecimientos y ni si quiera considerarlos responsables de nuestra felicidad.
Mi felicidad es mía y reside muy cerca de mi calma mental.
Y esa felicidad exige ser consciente de que necesito cultivarla con más fuerza. Más tiempo para mi. Mas meditación, menos obligaciones. Lo que sea, pero tomarme en serio que eso es lo más importante.
Antes no me daba cuenta
Ahora me doy cuenta e intento poner remedio
Quizá algún día no hace falta que me de cuenta…
Mientras tanto, seguiré meditando. Porque sé por experiencia que es el único camino que me lleva a vivir la vida que quiero para mi. Ser instructora de Mindfulness no me hace libre de esto, pero me da las herramientas para volver a buscar ese equilibrio y gracias a el, os puedo decir que siempre lo encuentro.
Curso MBSR
Y con esta inspiración, deseo acompañaros en el curso de MBSR que empezamos la semana que viene.
Un curso que pretende traernos un poco de todo ese conocimiento y mucha de esa calma. 8 semanas de entrenamiento para aprender a responder de una manera diferente, o cambiar aquello que necesitas en tu vida para sentir que eres tu propio dueño.
Si lo piensas..,¿Que suerte que somos seres humanos y tenemos este desafío por delante no?
Corre a apuntarte, que solo quedan 8 plazas disponibles para esta edición (puedes hacerlo desde aquí)
Os recuerdo que si habéis hecho ya algún curso conmigo podéis escribirme para que os envíe un descuento de 25 euros en el precio.
Para mí ahora empieza mi Retiro…
Y para todos los que nos preguntáis por el Retiro, deciros que Annita y yo tenemos la ilusión y el proyecto de organizar uno que pueda serviros para perder el miedo a vivir esta experiencia que sin duda, merece ser vivida.
Pronto os contaremos mas
Donde la oruga ve el final,
El resto del mundo, lo llama mariposa