Esta frase de Carl Jung me ha acompañado estos últimos días. He de confesar que estos dos últimos meses no han sido fáciles para mí.
Desde que Malia cumplió un año, sentí que era el momento de cambiar de fase.
Ha sido un año precioso de entrega a la maternidad, en el que la «Pau mamá» lo ha dado todo, pero siento que llega el momento de volver a reconectar con la «Pau mujer», la «Pau trabajadora», la «Pau meditadora» e incluso la «Pau social».
Todas esas facetas de mí las tenía descuidadas y, estas últimas semanas, en una de las formaciones que imparto de Mindfulness, me di cuenta de que había algo en mí que no estaba en equilibrio.
En la última sesión de uno de los programas que imparto, siempre hablo del «triángulo de la vida». Un triángulo que tiene tres lados:
- El trabajo o área de desarrollo profesional.
- Las relaciones sociales y familiares.
- En la base está el yo.
Siempre explico que este triángulo tiene tres características esenciales “Las 3 E”:
- Equilátero: sus tres lados deben ser lo más iguales posible. Es decir, para estar bien, hemos de cuidar más o menos por igual estas tres facetas de nuestra vida que nos completan como personas.
- Elástico: admitir que a veces sufre deformaciones. Por ejemplo, una situación particular profesional o el nacimiento de un hijo pueden hacer que dediques más tiempo durante un determinado periodo a uno de los lados.
- Equilibrio: observar cuando se está deformando y poner los esfuerzos necesarios para volver al equilibrio. Darse cuenta de qué nos está faltando y tratar de reconducir la situación hacia lo que más necesitamos.
En general, si analizas el triángulo de tu vida, generalmente el lado que más tiende a descompensarse es el del cuidado a uno mismo. Y no pasa nada, lo importante es darse cuenta y tratar de volver a recuperar ese equilibrio.
El caso es que a veces nos perdemos tanto en uno de los lados que no sabemos cómo hacerlo. Lo mejor es tener estrategias y ayudas para conseguirlo.
Este mes, presta atención a cómo repartes tu energía entre el trabajo, las relaciones personales y el tiempo de calidad y cuidado que te dedicas a ti mismo.
Observa si alguna de estas facetas está siendo protagonista y, por el contrario, alguna otra requiere más atención por tu parte.
Trata de reconectar con aquello que te ayude a hacerlo posible, haciendo cosas que te acerquen al equilibrio.
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Recuerda siempre cuidar de cada faceta de tu vida y permitirte el bienestar que mereces. Juntas, seguimos adelante en este hermoso viaje hacia una vida más plena y equilibrada.
Con todo mi cariño,
Pau