Hoy quiero tomarme un momento para cerrar este año junto a vosotros, mi comunidad, que lleva más de 10 años acompañándome en este espacio.
Gracias de corazón por estar ahí, por leerme, por apoyarme y por compartir tantas vivencias juntos. Hemos pasado por todo tipo de momentos, y cada comentario, cada mensaje y cada pequeño gesto que me dais son una fuente inmensa de energía para mí.
Este año, debo admitir, ha sido un desafío. A nivel profesional, me está costando recuperar mi posición, y eso me ha hecho replantearme muchas cosas. Pero, sobre todo, me ha llevado a un aprendizaje importante que hoy quiero compartir con vosotros: cuando atravesamos una crisis o un momento de cambio, no se trata tanto de volver a donde estábamos, sino de construir desde donde estamos ahora.
Hoy miro hacia adelante con la firme convicción de que la “nueva Pau” tiene mucho que ofrecer. A mis 40 años, me siento joven, fuerte, valiente, y con ganas de seguir creciendo y aportando.
Esta nueva etapa no es un retroceso, es una evolución. Es el momento de construir, paso a paso, desde la resiliencia, desde el aprendizaje y desde el corazón.
Estas fiestas, quiero desearos lo mejor. Sobre todo, que os dediquéis tiempo a vosotros mismos. Cuidarse no es un lujo, es una necesidad, y nunca está de más recordarlo. Regalar tiempo y bienestar, tanto para uno mismo como para las personas que queremos, es uno de los mayores actos de amor que podemos hacer.
Por eso, si este mensaje resuena contigo, te invito a considerar que regalar bienestar también puede ser algo muy especial. Recuerda que en PHI siempre tienes la opción de regalar nuestros programas y enviarlos con una tarjeta personalizada, un detalle que puede marcar una diferencia significativa en el año de alguien más.
De corazón, os deseo unas fiestas llenas de amor, momentos de paz y alegría compartida. Y que el 2025 nos encuentre renovados, llenos de fuerza y listos para seguir soñando y construyendo juntos.
Gracias por estar aquí y por ser parte de mi camino. ¡Seguimos adelante, siempre!
Con cariño,
Pau