Muy buenas!!!
Pero bueno, cuanto tiempo sin escribir por aquí! Ya lo echaba de menos. Ha sido un verano diferente, he estado trabajando como consultora en un proyecto de salud muy bonito y he pasado todo el tiempo posible con mi familia y mis sobris, que se me escapan a vivir a California! Esto es genial para ellos pero os podéis imaginar que difícil es tenerles lejos. No tardaré mucho en hacerles una visita por allí.
Así que vengo con muchas ganas de contaros muchas cositas y proponer nuevas ideas para que este curso sea maravilloso.Como siempre por estas fechas, es momento de replantearnos un poco nuestra vida y hace donde vamos. Qué cosas queremos hacer o mejorar en nuestra vida. En mi caso, eso ahora cobra más fuerza ya que hace justo dos años que dejé mi trabajo de oficina para perseguir mis sueños y para mi es muy importante sentir que voy en la dirección que realmente quiero.
El verano es un tiempo maravilloso para ver las cosas con un poco más de perspectiva gracias a ese estado de relajación que nos ha producido la desconexión del trabajo y de las responsabilidades. Pero también es fácil que a la vuelta, tengamos la sensación de todo empieza demasiado rápido. Volvemos con ganas de comernos el curso, cumplir todos nuestros propósitos y de repente el ritmo al que todo sucede empieza a acelerar y “la vuelta al cole “a veces se nos puede hacer un poco bola.
Mi propuesta para hoy es que aprovechemos esa fuerza con la que solemos venir de vacaciones, para, antes de empezar a marcarnos un montón de objetivos para este nuevo curso, comencemos con uno principal que nos ayude después a todo lo demás. Y este no es otro que conseguir fijar más la atención en nosotros, en nuestra vida y en lo que nos pasa.
Para entenderlo podemos utilizar un ejemplo cinematográfico, cuando estamos muy estresados, todo pasa muy deprisa, como en una película de acción, pero cuando estamos tranquilos y serenos y sabemos lo que queremos, todo discurre a cámara lenta y nos da tiempo a saborear cada cosa, a tomar decisiones más pausadas, y en definitiva disfrutar más de la vida.
Esto que puede sonar muy sencillo de decir, a veces no es tan fácil de realizar. Y la realidad es que es muy normal verse metido en la maraña de acciones del día a día y que todo empiece a coger velocidad hasta volver a ese ritmo frenético con el que vivimos.
Tres sencillos ejercicios para conectar con nosotros mismos
Por eso, para que nos sea más sencillo podemos coger tres sencillos hábitos o ejercicios a adoptar este curso antes de ponernos con todo lo demás. ¿qué os parece? ¿Lo intentamos?
El primero es estar más a atentos a nosotros mismos. Es decir, prestar atención a la cadena de pensamiento-emoción- sensación de la que hemos hablado muchas veces. Sabemos que todo está relacionado nuestros pensamientos generan emociones y estás a la vez delimitan nuestra conducta. Sin embargo, no siempre prestamos atención a esta cadena. Los pensamientos se producen en nuestra cabeza a toda velocidad y vamos pasando de unos a otros sin percibir que efectos produce en nuestro cuerpo. Mi primer objetivo para este año, es estar más atenta a qué emociones y sensaciones producen en mi cuerpo los pensamientos que voy teniendo a lo largo del día. De esta manera, las decisiones que vaya tomando, estarán más fundadas o más cerca de lo que realmente quiero o me sienta bien realmente.
El segundo tip va a ser prestar más atención a las transiciones, esas cosas que hacemos entre una cosa y otra, que generalmente no disfrutamos. Por ejemplo, salir de la cama. Entre el estado de estar dormido y de empezar a hacer cosas en piloto automático, ducha, desayunar, vestirnos, hay un momento en el que no reparamos, y es al abrir los ojos, dedicarle un momento a notar como me siento, si necesito estirarme, si me duele la espalda, si empiezo el día con ilusión. Si nos damos cuenta, en nuestro día a día hay un montón de transiciones. El momento de ir a trabajar, el descanso para comer, cuando salgo y voy a entrenar por ejemplo, el rato de después de cenar. Son demasiados momentos al día como para no prestarles atención y no tratar de disfrutar de ellos también.
Y el tercero, dedicar ratos cada día, al menos 10 minutos a prestar atención plena a mi cuerpo a través de la respiración para tratar también de frenar la velocidad de los pensamientos y poder ver esa película de mi vida con menos velocidad. Un ejercicio que me encanta para esto, es tumbarme boca arriba, colocar una mano en el pecho y otra en el abdomen. Y respirar profundamente intentando llenar primero el abdomen, después el pecho sintiendo como se expanden las costillas y después subir hasta el cuello y la clavícula. Al exhalar, intentamos vaciar al revés, de arriba abajo, garganta, pecho y abdomen. Esto es lo que más cuesta.
Esta respiración te hace mantener la atención en el mero hecho de respirar durante unos minutos sin pensar en nada más. Y además, te ayuda a oxigenar tu mente y relajar todo tu cuerpo al llegar con la respiración hasta la parte baja de la tripa ( algo que seguramente no hagamos durante nuestra respiración normal el resto del día)
Bueno, pues con estos tres ejercicios os dejo para empezar a programar lo que ya hemos aceptado en nuestra mente que va a ser un año muy bonito ¿verdad?
Un abrazo enorme
Pau
Gracias Paula opr tus consejitos, desenado estoy de que realices alguna actividad en grupo en Madrid y pueda asistir.
Un besito.