¡Buenos días! Hacía mucho que os quería contar una de las experiencias más brutales que he tenido en mi vida y que os recomiendo a todos, saltar en paracaídas. Fue este verano con motivo del último programa de Doctor Romero, pero hasta hace poquito no he tenido el vídeo y quería que lo vieseis porque es una sensación que difícilmente se puede describir con palabras…aunque lo voy a intentar.
Saltar en paracaídas, un sueño hecho realidad
Además, quería contaros cómo fue mi experiencia por si alguno estáis en la misma situación que yo. Saltar en paracaidas es una de esas cosas que siempre he tenido en mente. Siempre ha estado en la lista de los sueños de cosas que quiero hacer algún día, como viajar a la india a estar un mes inmersa en el mundo del Yoga o perder el miedo a bucear. La mayoría de veces, fantaseamos con este tipo de cosas, pero nos cuesta tomar la determinación de elegir una fecha, concretar el sitio y hacerlas realidad.
El problema de las cosas que queremos hacer algún día, es que es muy fácil caer en el clásico “ya lo hare, ya lo haré” y al final no lleguen nunca. Porque la vida pasa demasiado deprisa, y muchas veces nos cuesta cortar con la rutina y decir, ahora es el momento. Ahora voy a saltar. Ya sea en paracaidas o cualquiera que sea tu sueño.
Y así era para mí, el salto que algún día haría hasta que recibí una llamada un jueves por la Noche de Nicolás Romero y me dijo: “Paula, el sábado por la mañana nos vamos a Lillo a tiranos en paracaídas con los participantes que quieran y puedan hacerlo, yo lo voy a hacer, así que tú decides si quieres hacerlo”
La verdad es que no lo dudé un instante, decidí que iba a hacerlo, pero sobre todo, tomé la mejor decisión que podía, y es que iba a disfrutar cien por cien la experiencia. No iba a dejar que el miedo o los nervios pudieran conmigo o emborronaran mi recuerdo de ese día. Iba a vivirlo con toda la serenidad que podía para poder disfrutar de cada instante.
Y así fue, el sábado por la mañana me levanté a las 5 de la mañana con la misma sensación de cuando tenía 8 años y tenía excursión del colegio. Esa emoción que te hace salir de un salto de la cama con la sonrisa puesta. Preparé mi cd favorito y me bajé al coche que tenía casi dos horas de camino hasta el sitio. Canté, vi salir el sol , absolutamente sola en la carretera e imaginé mil veces cómo iba a ser ese salto.
Llegue a Skydive Lillo y salude a todos los participantes, charlé con ellos despejando sus dudas y sus nervios, conocí a los instructores que no me podían dar más confianza. Son majísimos y realmente muy buenos instructores. Escuché con atención todas las indicaciones que daban para realizar el salto correctamente y con seguridad y me puse el traje con la sensación de que todo estaba más que bien.
Tocaba subir a la avioneta, a mi lado, la particpante más mayor de Doctor Romero, Paloma, con 60 años de edad y enfundada en el mismo traje amarillo que yo…No podía tener miedo, ella iba a saltar. Empezamos a subir, y durante unos 15 minutos empiezas a ver como todo allá abajo empieza a ser muy pequeñito.
Pensé en la relatividad de las cosas, de los problemas, de lo importante que es a veces coger perspectiva para ver realmente la dimensión de cosas que a veces nos parecen muy grandes, y en realidad no lo son. Me sorprendí a mí misma tan tranquila, reflexionando sobre la metáfora que tenía todo aquello con la vida.Me hubiera gustado comprobar esa sensación con mis pulsaciones…jajaja.
Llegaba el momento de saltar en paracaídas, sabía que tenía que inclinar mi cuerpo hacia atrás y apoyar la cabeza en el instructor para que el pudiera hacer las maniobras libremente. En ese momento sólo pensaba en eso. No mire al suelo y no tuve miedo, confiaba en él, y confiaba en que todo iba salir bien. Y así sin apenas darme cuenta, saltamos del avión desde 4000 metros y empezó la caída libre.
Y esta es la parte más difícil de describir, la sensación de caer a 200 km/h se apodera de todo tu cuerpo, no se parece a nada, no es como cuando tienes vértigo y lo sientes en la tripa, o nervios y lo sientes en el pecho. Es como una avalancha que sensaciones que te hacen abrir la boca sin poder gritar por la velocidad a la que caes, pero que a la vez detiene el tiempo y cualquier pensamiento. No puedes más que flipar con lo que estás viviendo, no hay miedo, sólo vida, 50 segundos de pura vida.
Es increíble el manejo que tienen estos especialistas de la situación, la chica que me hacía el vídeo era capaz de ponerse justo debajo de mí y mantenerse ahí a esa velocidad, cogerme la mano, chocar conmigo…alucinante. No eres capaz de procesar a la velocidad que vas hasta que no se abre el paracaidas, y del cambio de velocidad tienes la sensación de ir hacia arriba, cuando tan sólo está descendiendo tu velocidad. Ese momento creo que es el más impactante.
El descenso con el paracaidas ya abierto se hace hasta relajante, ya empiezas a distinguir las cosas en el suelo y tomar perspectiva de la altura, cosa que durante la caída libre no pasa. Deben ser unos dos minutos y mientras vas hablando con el monitor y haciendo prácticas de lo que tienes que hacer para aterrizar.
Al saltar en paracaidas con el monitor tú no haces ninguna maniobra, tan sólo tienes que levantar bien alto las piernas para le permitas a él llevar a cabo el aterrizaje correctamente y tus pies no choquen contra el suelo. Yo levanté tanto las piernas que me llevé un pequeño culetazo, peor os aseguro que en ese momento no sentía ni padecía.
La sensación de después es como la de estar en una nube, y su efecto dura unos cuantos días. Esa maravillosa sensación de que todo es posible, de que nada es tan importante y de que la vida, es la leche!!! Os dejo por aquí el vídeo para que podáis vivir la experiencia conmigo, aviso que sólo verlo ya san ganas de querer saltar en paracaídas. Espero que os guste!
Esta vez tuve suerte, y recibí esa llamada para vivir esta experiencia, pero lo normal, es que las cosas que realmente quieres hacer, hay que salir a buscarlas y ser nosotros quienes demos el primer paso. Ya os iré contando, mi sueño de irme a la india está cada vez más cerca.
Frase para hoy: Hay veces que la magia hace que las cosas sucedan, y otras hemos se luchar por ellas, pero siempre hay que creer y querer que sucedan.
Un abrazo enorme
Pau
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AGRADECIMIENTOS
A todo el equipo de Doctor Romero por darme esta oportunidad y a la gente de Sky Dive Lillo por hacer de esta experiencia algo maravilloso. [/box]
Una persona me propuso este tipo de actividad como terapia de choque por tener una minidepresion…
El echo es que siempre lo tuve en mente
La publicación de este comentario ha coincidido casi con mi salto.
Lo describes perfectamente.
La serenidad anterior al salto es tan necesaria como mantener los ojos -y hasta los poros- abiertos.
Salté con David y no lo olvidare en mi vida.
Me alegra mucho haberlo compartido contigo ese día.