Buenos días. A punto de iniciar las vacaciones de Semana Santa, con unas ganas enormes de desconectar os quería dejar por aquí antes una reflexión para tratar de disfrutar de estos días plenamente. Y es que hoy vamos a entrenar a aceptar el poder del ahora para aprender a desconectar de las obligaciones y conectar con la vida de una forma más pura y libre.
Anoche me costaba conciliar el sueño pensando que hoy me iba de vacaciones y que tenía unas ganas locas de descansar y desconectar y sin embargo, no podía dormir. En mi cabeza, repasaba una y otra vez las cosas me esperaban a la vuelta de Semana Santa y construía listas mentales de cómo organizarme, cuándo hacer qué y cómo encajarlo todo. Hoy me he levantado diferente.
Efectivamente, viene una época intensa de trabajo y viajes, en la que a veces entre una cosa y otra va a ser difícil encontrar el tiempo para todo. Creo que muchos al leerme entenderéis de que os hablo, ya que no me considero la persona más ocupada de la tierra, sino que en general, veo que cada vez más, todos estamos inmersos en una rutina de trabajo y obligaciones y actos sociales que hace que no lleguemos a todo. Una de las frases que más escucho a amigas, compañeras…etc, es “No me da la vida”.
“No me da la vida”…parece una tontería pero ayer recapacitaba sobre la importancia de esta simple expresión, porque en ella, no solamente hay una indicación de falta de tiempo, sino hay una negación implícita a la misma vida, a disfrutarla y vivirla cómo se merece, ya que al menos que sepamos, sólo tenemos una.
Y es que cuando la vida se convierte en una lista de tareas sin fin, y nuestra misión en ella, tachar cosas de esa lista, dejamos de vivir realmente cada una de esas experiencias, anteponiéndonos constantemente a la siguiente. Dejamos de vivir en presente, viviendo en un futuro cercano y angustioso en el cuál siempre hay algo que hacer. El Futuro no es más que un objeto en la mente, un pensamiento.
El problema de esto, es que las cosas suceden en el momento presente, las soluciones a nuestros problemas se dan cuando realmente nos tenemos que enfrentar a ellos, no podemos anteponernos a ellos, no podemos tener soluciones a situaciones no vividas. Sencillamente no funciona así.
Y los mismo pasa con los mejores momentos de nuestra vida, podemos imaginarlos, soñar con ellos, pero no podremos disfrutarlos hasta que no los estemos viviendo y lo hagamos con la presencia y atención que se merecen. Algo que será imposible si nuestra cabeza, nuestra atención, ya está puesta en el momento siguiente. Me pierdo el presente y en el presente, está la auténtica magia de la vida.
No me digáis que no os ha pasado, soñar con un viaje, con unas vacaciones, con un momento especial y cuando llega, siento como si no una angustia no me dejara disfrutarlo plenamente, como si no estuviera allí. Yo tengo que reconocer que sí me ha pasado, en momentos intensos de muchos viajes, eventos y cosas programadas que hacen que el poco espacio entre una y otra tome más protagonismo que el mismo momento en si.
Ayer discutía sobre esto con alguien a quien a veces visito para reflexionar sobre la vida y me dijo algo que no me había planteado hasta entonces. No se trata de cambiar las cosas, es la vida que hemos elegido y al menos en mi caso no puedo ser más feliz de poderme dedicar en cuerpo y alma a lo que más me apasiona. Tener muchas cosas que hacer además es un claro indicador de que las cosas van bien, y están funcionando. Se trata de aceptar y esta palabra es clave en todo esto, aceptar lo que en psicología llaman “la consecuencia temida”.
Me explico, creo que si a muchos de nosotros nos cuesta desconectar es porque pensamos que después esto va a tener consecuencias. Pues bien, así es, si nos pasáramos el día trabajando, seguramente serías capaces de llevar las cosas al día, tendríamos todos los mails respondidos y todas las cosas de esa lista de tareas tachadas. Si además dedicásemos todo el tiempo libre a esas cosas que tenemos que hacer, desde poner la lavadora y hacer la compra a hacer esas gestiones pendientes o visitar a tal persona…aparentemente acabaríamos con esa angustia de siempre tener algo que hacer.
Y digo aparentemente porque ¿donde está el límite? ¿Todas esas cosas son realmente importantes? Más que dedicarme un ratito a mí misma o a mis seres queridos. Puede que sí, que muchas de ellas sean importantes y tendremos que hacerlas cuando llegue el momento, pero hay algo que debemos aprender para poder disfrutar del momento presente. No se trata de evadirnos de la realidad y hacer cómo que todo no eso no existe. Existe. Se trata de aceptar la consecuencia temida de que si quiero que mi vida sea mucho más que eso a veces hay soportar esa pequeña angustia, aceptarla y aun así, dejarnos llevar.
Y creo que esto también se puede entrenar, somos seres de costumbres y nuestro cerebro se adapta a hacer las cosas de determinada manera, en piloto automático, cumpliendo con lo que le exigimos día a día. Pero también hay que enseñarle a parar. A disfrutar de vez en cuando de no estar conectado a todo eso, a distraerse a evadirse a hacer espacio en nuestro interior para que sucedan cosas maravillosas.
Las cosas que dejemos de hacer, estarán ahí para retomarlas después, esto hay que aceptarlo y seguramente nos exigirá un esfuerzo mayor para poder llegar a ellas, pero ¿no crees que habrá merecido la pena? Y aunque suena a tópico, a larga cuando eches la vista atrás de tu vida no crees que serán estos momentos los que recuerdes más intensamente y te hagan pensar que la vida merece la pena.
El poder del ahora
Y todos esas cosas están el presente. No podemos vivir en un estado de negación del momento presente.Tenemos que permitir, la alineación con el momento presente interior. No digo nada nuevo, pero a veces las reflexiones más pequeñas pueden ayudarnos a cambiar grandes cosas. Me gusta mucho cómo lo explica ECKHART TOLLE , autor del maravilloso libro El Poder del Ahora, en este vídeo.
Así que estos días de vacaciones, da igual que salgas de viaje, que te quedes en casa, que lo único que te pido es que aparques por un momento las obligaciones, desconectes el móvil, y te dediques tiempo a ti y hacer lo que más te apetezca. A disfrutar del auténtico tú, de manera consciente para poder ir más allá.
No voy a demonizar el teléfono móvil, es una maravilla que nos permite estar conectados al mundo, a las personas, y que a mí personalmente y a través de las redes sociales en particular, me ha traído cosas maravillosas, como poder realizar mi trabajo, y conocer a través de él a gente maravillosa que hoy es parte importante de mi vida.
Sin embargo, también se ha convertido en una extensión de nuestro bazo que a veces nos hace desconectar del momento presente y de lo que tengo a mi alrededor. Por eso os invito a soltarlo por un momento. A dedicarle tiempo a vivir más plenamente lo que rodea sin tratar de captúralo en una imagen. A disfrutar de los olores, los sabores, las emociones, los paisajes, un libro…. No nos perdemos nada, al contrario, todo estará ahí después y lo que no nos podemos perder es la vida.
Frase para hoy
Hay dos maneras de vivir su vida: una como si nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro. Albert Einstein
Pau
[box type=»download»] [mc4wp_form id=»30508″] [/box]
2 comentarios