Si hay algo que nos preocupa de estas fiestas, es que pensamos que inevitablemente van a sumar un par de kilos a nuestro cuerpo. No tiene por qué ser así.
Esto no es un post de nutrición, que para eso están los expertos, pero sí de los pequeños trucos con los que yo combato la Navidad sin perderme una sola cena comida o acto social.
Lo primero que hago siempre es tratar de compensar, si un día tengo una cena, en el almuerzo, trato de tomar una ensalada o un sándwich y darme un buen paseo aprovechando el rato que le resto a la comida, y viceversa, si tengo una comida, cuando llego a casa a la cena, tomo un poco de pavo, o un yogurt y una infusión.
Elijo lo que realmente me apetece o me gusta, normalmente en estas comidas/cenas la comida es abundante, habrá un montón de platos en la mesa antes de llegar al principal, sobre todo entrantes que creo que es donde realmente reside el peligro. Yo trato de seleccionar y no probarlos todos. Suelo tener en cuenta el plato principal que voy a tomar después, suele ser carne o pescado, y pienso con que acompañaría éste si todo estuviera en un mismo plato. Así, si he pedido pescado, elijo los entrantes con los que lo combinaría y pienso…pues quedaría bien con un poco de pulpo y ensalada, pero no con los callos. Para la siguiente comida/cena, que la habrá, ya tomaré carne y otro tipo de entrantes que casen más con ella. De esta forma, evitamos también esa sensación de estómago sucio que se nos queda después de estas comidas.
Yo pienso en la comida/cena como en el medio, y no en el fin. Lo veo cómo un pretexto para juntarme con gente que quiero, o a la que no veo asiduamente, o con los compañeros de trabajo que normalmente trato pero en otro entorno. Aprovecha esto para disfrutar realmente de las conversaciones que surjan, de tener tiempo para charlar.
Otro buen truco, es tomar una pieza de fruta un rato antes de ir al evento, esto disminuirá la sensación de hambre. Solemos hacer lo contrario, no comer nada en las horas previas para tener más ganas, y es entonces cuando el hambre nos nubla el criterio y nuestra capacidad para saber realmente lo que queremos comer.
Para beber, trato de evitar las bebidas gaseosas, y eso que soy una adicta a la coca-cola, pero sé por experiencia que no sienta muy bien con estas comidas. Me la reservo para otras épocas de menos excesos. Me gusta combinar una copa de vino con otra de agua, que si no el vino es peligroso…
Y de postre vuelvo un poco a lo mismo, a mi realmente me gusta el chocolate, por tanto si traen una bandeja de dulces de mil tipos que realmente no me apasionan, ¿para qué voy a probarlos todos?, elijo el de chocolate, lo disfruto, porque me lo merezco. ¿Cuál es tu favorito? Haz lo mismo con éste.
Y para terminar, una rica infusión, que me ayuda a hacer la digestión, evito el café o el licor que aumentarán aun más el nivel de calorías, mi favorita es el poleo menta.
Y lo más importante es, no caer en la espiral navideña en la que parece que no hay nada más, y total, ya que tengo todos estos eventos… ¿para qué voy a entrenar? ¡Al revés! Después de hacer ejercicio físico tu metabolismo estará funcionando más rápido y en las horas siguientes tu consumo calórico será mayor. Además disminuyo la ansiedad y es más fácil disfrutar de lo que como.
¡Con lo bien lo que sienta una buena comida después de haberte pegado una palicilla! Esto es una de las cosas que más me gusta de correr habitualmente la San Silvestre, la ilusión con la que llego a la cena de Nochevieja después de haber corrido los 10 km, pero a la vez la relajación con la que me encuentro.
Así que, ¡¡¡ya tienes un motivo más para correr La San Silvestre Vallecana!!!
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